lunes, 18 de noviembre de 2013

El día en el que el jueves se convirtió en domingo…

Todo vale mil.  Todos los operadores 150$.  Mastercarnes.  Sala X, horario de 12 m. a 8:00p.m..  Censura 18 años.  Gran cine Villanueva.  Prendería, servicio 24 horas.  No sé, sigo caminando por Bolívar, cerca a la estación Prado del metro, cerquita de Barbacoas y aun así éste jueves parecía domingo…

El aire que se respiraba en el centro de Medellín no era el típico aire a humo comprimido, humo defecado por miles de carros que a diario tosen y escupen sus flemas llenas de carboncillo, CO2 , o bien esa cosa que mata los pulmones de los que se mueren de cáncer de pulmón.  El centro estaba medio callado, porque para callar al centro se necesita, y no era gratuito que fuera a estar medio callado, lo que pasaba era que una avalancha de conciencias llenas de rabia estaban correteando, vociferando, p-r-o-t-e-s-t-a-n-d-o.  Era un tornado de furia colectiva, de pueblo desesperado, de personas al borde de un colapso nervioso por causa de la burla estatal.  

El centro parecía una plaza de algún pueblo, en algún mundo, a la espera de que soltasen los toros para la corraleja, no era el 20 de enero ni era Sincelejo pero era 29 de agosto día de Paro Nacional, una corraleja humana de tamaño descomunal.  Pero, ¿en verdad serán descomunales nuestras revueltas?...después de la insurrección de los comuneros, Gaitán y su Bogotazo, el Golpe de Estado de Pinilla, la toma del Palacio de Justicia por el M-19, no se han visto verdaderos motines, no nos hemos aventurado a desplomar las fuerzas oscuras de éstos gobiernos que solo mienten porque no tienen nariz que se les crezca, porque a Pepe Grillo hace ya mucho tiempo lo mataron.

Pero ¡hey!, yo estaba hablando de un jueves que se había convertido en domingo, no iba a hablarles de lo que vomitan a diario los noticieros de éste país, vamos a vomitar cosas bonitas.  Boooom, Boooom y boooom y comienza la gente a correr y a correr.  Mujeres, niños, hombres, mujeres de la calle, niños de la calle, ancianos. ¡Señores y señoras! con ustedes los estudiantes de las Universidades públicas gritando, corriendo, protestando, marchando.  La Avenida De Greiff parecía el escenario de una maratón de conciencias. 

 “Viva la U ¡Viva!, viva la U ¡Viva!, viva la Universidad, no la dejes ¡ no!, no la dejes ¡no!, no la dejes privatizar”  “Que se necesita pa ser policía ser un /))?=?¿%$%/()&/$ de noche y de día”-los signitos raros juntos significan hijueputa- ”.


(Momento en que la marcha estudiantil cruzaba el parque Botero, cerquita al museo de Antioquia….)

El surrealismo se había apropiado de ésta ciudad, desde el miércoles ya se venía hablando de que irían a darse posibles enfrentamientos entre la ciudadanía con la fuerza pública.  Los protestantes de Barbosa y del Oriente antioqueño ya estaban cansados de esperar hasta el desespero. En los noticieros daban recomendaciones para que se evitara a toda costa el encuentro con la rabia del pueblo, aunque en verdad la mayoría ya tiene un poquito de esa esquizofrenia que nos han inyectado nuestros últimos mandatarios.  Todo se ha ido convirtiendo en una bola de nieve gigante que viene rodando desde nuestros campos, desde nuestras carreteras, desde las minas y las ciudades.  Hablar entonces de una realidad nueva en éste país de Santa Laura y el Padre Marianito, es como recontar una y otra vez la historia de los tres cerditos y el lobo feroz, la única gran diferencia es que en nuestra historia no hay un cerdito disciplinado que pueda construir con bases sólidas el futuro de éste país.   

Ver el Éxito de San Antonio cerrado a las 5 de la tarde era inspirador porque hablábamos de un jueves y no de un domingo. Las calles vacías no represaban personas intentado llegar de un lugar a otro, era como un sueño en donde andas por un laberinto de edificios, locales comerciales cerrados y nada de nadie, un sueño donde el silencio esta turbio, no genera confianza…Boooooom.



(Shhhhh….)
 

Brrrrrrrrrmmm…. ¡Los tombos!

Como si salieran de un panal se sentían centenares de abejitas que zumbaban con sus brrrrmmmmm retumbando entre el silencio solapado de las calles de un centro de Medellín solapadito, tiernito, calladito.  En verdad no eran centenares de abejitas pero si unas treinta o cuarenta motos con policías a bordo que se enviaron para que reforzaran la seguridad.  Los señores de la fuerza pública se veían imponentes en sus motos de alto cilindraje color verde fosforescente, verde para un guayabo.   

Boooom y otra vez boooommm, la cosa no era charlando pero tampoco era en serio.  Se escuchaban de lejos insultos, “hijueputazos”, y otra gama de palabras bonitas que suelen usarse en éstos encuentros con el Estado.  En alguna esquina del parque de las luces un viejito de sombrero blanco, sombrero que nunca se quita o a lo sumo tendrá unos mil sombreritos iguales a ese, seguía con la venta eterna de sus chorizos eternos de $1.000, como si los hombres de negro –con apariencia robótica-, ni las piedrotas que lanzaban los manifestantes, desde el otro lado, lo afectasen.  El señor y su sombrero blanco siempre se le ha visto con su carro de chorizos en  una esquina diagonal al edificio Carré, en verdad su actividad no había concluido porque aun no se declaraba el paro de los que venden chorizos de mil y en verdad no es de extrañar en éste país de las maravillas que todos terminemos armando paro por todo.   Pronto será la tierra de nunca jamás en donde habitaran millones de “niños perdidos”, perdón, ese no es el nombre: “humanitos perdidos”.



(Vendiendo chorizos a los miembros del ESMAD?... o haciendo una parrillada con olor a gas pimienta.)


En verdad el paro que paralizó el centro de Medellín, esa ciudad de las Flores y, en general, el país del Carnaval de Barranquilla, conjugaba una verdadera lucha popular, la de las ruanas, la de los barequeros y los transportadores, una protesta contra la salud y la educación, una protesta contra todo, contra el mal gobierno y contra un arrume infinito de soluciones fingidas.  Algo así como cuando vas a una EPS en donde el doctor te manda acetaminofen (Unas tres cajas en promedio, cada caja con 10 o 15 grageas con 5000 mg de acetaminofen), para el ratico, es la única medicina apta para sanar todo lo que es y lo que no es enfermedad.  Entonces para el dolorcito de cabeza social que tenemos la única medicina acertada está compuesta por unas capsulas de sonrisa guasonica dotada de un discurso maquiavélico bien disfrazado para que el verdadero rostro del "Grinch" no se deje ver por ningún lado.  Es cierto, parecemos “los quien” porque aun no sabemos quiénes somos, aun  regalamos nuestros votos para que un colectivo político, no ¡artístico! –Con todo el respeto hacia los verdaderos colectivos artísticos- sea quien dirija nuestros ideales, nuestros impuestos, nuestro dinero.  En verdad la realidad de éste país sin nuevas realidades sigue presentándonos escenarios como estos…
 
Pas, pas y crashh y cae otra roca enorme a los pie de “Don señor de sombrerito blanco” y él ni se inmuta, sigue volteando sus chorizos, con esa parsimonia y esa calma que lo caracteriza. Seguian sus chorizos ahí, a la espera que se los comiesen con vinagre o limón.  Va volteando los embutidos con carne mientras los va entregando con una servilleta y una papa a uno que otro curioso.  Recibe los mil pesos y sigue volteando chorizos y luego entrega otro y así.  Pero ese día no era el indicado para cumplir con su labor de hombre que vende viandas en la calle.  De esa manera varios muchachos comenzaron a decirle cosas como éstas: “cucho abrase de ahí que lo van a aporriar”, “viejo venga le ayudo...oe, ayúdenme con el carro del abuelo”, “Hey sí viejito que te vas a quedar acá…esos manes de negro -ESMAD- que te van a comprar nada”(risas).  En verdad a “don señor” no le gustó la idea de irse de ahí, ni de que le ayudaran a correr  ningún carro, además uno nunca sabe: de pronto a un hombre de esos de negro le da por comerse uno de sus chorizos y quien quita que haga antojar al resto de la cuadrilla de hombres de negro.  En todo caso el señor se rehusaba a irse de ahí, lo más probable es que esa fuera su forma particular de protestar, de no abrirse del “parche” así una piedra lo dejase inconsciente, o muerto, en alguna parte de ese Parque de las luces... ¡Por ahora! mejor me como un chorizo con un poco de gas pimienta. 

Fue un jueves surreal, un jueves con el temor a cuestas y la incertidumbre como respuesta a todas las preguntas. Murmullos, especulaciones, boom y boooommm, ESMAD, insultos, gritos, impotencia, silencio, silencio.....ninguna respuesta, ninguna solución, de nuevo la normalidad en un país anormal.....
(Medellín, 29 agosto 2013)