lunes, 20 de febrero de 2012

Retazo de otro retazo


Algunas cosas se siguen contando....es imposible quedarse callado


IV.
La bicicleta se pinchó cuando llegué a la universidad de Antioquia, me dejó tirado, no me quiso llevar a la casa. La bicicleta se reveló y se pinchó y entonces a mi me tocó transportarla, yo la llevé a la casa -Ella me aplicó eso que llaman psicología inversa-. Caminando, caminando por toda la carrera 65 hasta llegar a La Macarena y de allá voltear a la derecha para coger la avenida Bolivariana y de ahí la setenta para llegar a la 30, a Belén, cerca de casa, de los niños, de la Urbanización La Inmaculada, mi casa, ningún lugar. Solo quiero llegar a ninguna parte con esta bicicleta perezosa. Espera y veras, bicicleta hijueputa, bicicleta torcida, bicicleta desleal, cicla de mala muerte, espera y veras. No me importa pero te voy a pinchar la otra llanta, para que te duela...para que sufras.

V.
-¿Oye dónde estás?- me preguntaron.
-En ningún lado- respondieron por mí.
-Entonces ¿dónde estamos?-pregunté yo y nadie respondió. Estaba en ninguna parte.
...

VIII.
En este momento acabo de chuzar la llanta delantera de mi bicicleta. Alguien me dijo que yo estaba loco, que eso de chuzar la llanta solo se me ocurre a mí, y yo pienso que eso es cierto, pero tengo razones contundentes para hacerlo.
Tomen nota de las razones que me motivan para chuzar la llanta de la traicionera:
a) La traición se paga con sangre o con aire, pero se paga.
b) Si tú eres la bicicleta de X debes transportar a X y no que X te transporte a ti.
c) cuando X se mata pedaleando sobre una bicicleta y pedalea y pedalea para llegar a otra parte, nada justifica que la bicicleta se desinfle , por el contrario la bicicleta debe hincharse de orgullo y debe llevar y traer , traer y llevar a X.
Considero que estos tres argumentos servirán de referente para que no vuelvan a dejar que sus bicicletas tomen conciencia de lo que deben o no deben hacer. Ningún clavo, ningún chuzo, ningún vidrio o piedra en el camino son excusa para desinflarse.




IX.
Hoy es otro día en la ciudad gris y aun no ha llovido, por el contrario un sol incandescente anuncia que el verano es solo una muestra gratis que regalan en el supermercado. Con esa muestra gratis de sol incandescente me voy para la casa y la descargo en el balcón. En silencio despierto a mis hijos y les digo que me acompañen para ver el sol más de cerquita. Vaya asombro el de mis hijos al ver que su padre se había traído un pedazo de sol para la casa.
-Miren que bonito se ve el sol en la casa, no lo toquen que se queman...- le dije a mis hijos mientras la bola de fuego se elevaba del piso, se elevaba, un poco más y luego !zaz! Salió expulsada a millones de años luz, iba hacia el espacio sideral. En silencio nos dirigimos a nuestros dormitorios y seguimos durmiendo.



(Fotos.Monica Pulgarin Vargas "KIKA")